El presidente aseguró que reducirán gastos a fin de conseguir el superávit financiero el año que viene.
Luego de varias idas y vueltas, el presidente Javier Milei confirmó que no vetará el Presupuesto 2026 en caso de que sea aprobado por el Congreso, aunque anticipó que ajustará partidas para asegurar el equilibrio de las cuentas públicas. Según analistas económicos, el margen para reducir el gasto del Sector Público Nacional (SPN) es limitado y los recortes dependerán en gran medida de la gestión.
La discusión se intensificó tras el rechazo del capítulo 11 del proyecto en la Cámara de Diputados, que proponía derogar la Ley de Financiamiento Universitario y la Ley de Emergencia en Discapacidad. La Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) estimó que el costo fiscal de mantener esas normas representa entre 0,22% y 0,42% del PBI para 2026.
La decisión del Gobierno
Durante una entrevista televisiva, Milei sostuvo: “Nosotros tenemos presupuesto, lo que sí vamos a hacer es acomodar las partidas para cumplir con el déficit cero”. En el proyecto oficial, el Gobierno proyectó un superávit primario del 1,5% del PBI, por debajo del 2,2% comprometido con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Presidente descartó aumentos impositivos y remarcó que el ajuste se realizará sobre el gasto, lo que abrió interrogantes entre los economistas sobre qué partidas serán recortadas.
Un gasto rígido y poco margen de ajuste
Desde la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) advirtieron que el Presupuesto 2026 presenta una estructura de gasto altamente rígida, con fuerte peso del gasto previsional, que representa cerca de la mitad del total.
“El gasto previsional tiene un mecanismo de actualización automática atado a la inflación y fue subestimado en el proyecto”, explicó Guido Rangugni, vicepresidente de ASAP. Según detalló, incluso con una inflación menor, el gasto previsional previsto para 2026 quedaría entre cinco y seis puntos por debajo del nivel real esperado.
Dónde podría venir el ajuste
Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) analizó el escenario tras la caída del capítulo 11 y señaló que el ajuste debería concentrarse en el gasto primario flexible, que debería reducirse del 5% al 4,5% del PBI.
En ese esquema, los principales rubros alcanzados serían:
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Masa salarial, con un ajuste estimado de 0,19 puntos del PBI.
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Programas sociales y subsidios energéticos, con 0,07 puntos del PBI cada uno.
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Gastos en bienes y servicios, con 0,06 puntos del PBI.
Gestión y control como alternativa
Algunos especialistas sostienen que el ajuste puede lograrse más por mejoras en la gestión que por cambios legales. Entre los ejemplos mencionan la revisión de pensiones por discapacidad, donde se detectaron pagos indebidos a beneficiarios fallecidos, una situación que no requiere modificaciones normativas sino mayor control administrativo.
Gastos tributarios, en la mira
Otro foco de análisis son los gastos tributarios, es decir, los ingresos que el Estado deja de percibir por beneficios impositivos. Según el Ministerio de Economía, en 2025 representaron 3,54% del PBI.
La subsecretaria de Ingresos Públicos, Claudia Balestrini, adelantó que la próxima reforma tributaria pondrá el foco en estos regímenes: “Cada gasto tributario debe estar asociado a una política pública clara y justificada”, afirmó.
Mientras el Senado define el futuro del Presupuesto 2026, el Gobierno apuesta a sostener el déficit cero mediante recortes selectivos, en un contexto de escaso margen fiscal y fuerte debate político.
